domingo, 8 de julio de 2012

DECÁLOGO DEL JUEZ DE MENORES EMILIO CALATAYUD

Hoy os traigo una nueva entrada sobre algo que leí hace poco en un libro y que me resultó interesante compartir con vosotros.
Muchos de vosotros conoceréis ya al gran juez D. Emilio Calatayud, gracias a su gran experiencia profesional con adolescentes conflictivos expuso un decálogo en el que describe de forma irónica, pero real, la situación de muchas familias tras perder el control educativo de sus hijos. Sin duda, se trata de una invitación a la reflexión para padres y educadores.


  1. Dadle todo cuanto desee, así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo.
  2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salida de tono, así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.
  3. No le deis ninguna formación espiritual, ¡ya la escogerá él cuando sea mayor!
  4. Nunca le digáis que lo que hace está mal; podría adquirir complejo de culpabilidad y vivir frustrado. Primero creerá que le tienen manía y más tarde se convencerá de que la culpa es de la "sociedad".
  5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado, así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio, su madre la primera.
  6. Dejadle ver y leer todo. Limpiad con detergente la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener un criterio recto.
  7. Padre y madre, discutid delante de él, así se irá acostumbrando y, cuando la familia esté destrozada. lo encontrará de lo más normal; no se dará ni cuenta.
  8. Dadle todo el dinero que quiera, así crecerá pensando que, para disponer de dinero, no hace falta trabajar, basta con pedir.
  9. Que todos sus deseos sean satisfechos al instante: comer, beber, divertirse...¡de otro modo podría acabar siendo un frustrado!
  10. Dadle siempre la razón; son los profesores, la gente, las leyes... quienes la tienen tomada con él.







Juez de menores de Granada nacido en Ciudad Real, España en 1955. Es conocido por sus sentencias ejemplares.
Entre las sentencias que han salido en los medios están:
Una condena a 100 horas de clases de informática a un joven que había crackeado varias empresas granadinas provocando daños por 2000 €..
100 horas de servicio a la comunidad patrullando junto a un policía local por haber conducido temerariamente y sin permiso.
50 horas dibujando un cómic de 15 páginas, en el cuenta la causa por la que le condenaban, conducir un ciclomotor sin seguro; además de un par de visitas a la planta de traumatología de Granada.





8 comentarios:

  1. Cada uno de los puntos, es palpable en la sociedad actual en la mayoría de los niñ@s, por suerte no es generalizado ... y es una pena la verdad

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  2. He seguido las declaraciones de este juez. Es genial, lo tiene clarísimo... ¡¡¡y no tiene pelos en la lengua!
    Enhorabuena por la entrada del blog!
    Elena

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  3. Excelente entrada! Muchos padres le están haciendo daño a sus hijos al complacerlos en todo. Disciplina no es maltrato, y todo a tiempo tiene remedio. Los niños necesitan reglas y rutinas, y aprenden lo que ven.

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  4. Soy mexicana, amo al juez Garzón. Con cinco como él, mi país sería otra cosa.

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  5. Puede Jurarlo! En la sociedad actual por desgracia en gran parte, así es.
    Este infausto país está "condenado" por falta de Justicia auténtica y sobretodo "moral".

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  6. Me gustaría poder contactar con este digno juez, mi caso particular siento que "clama al cielo"

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  7. Perfecto decálogo.
    Algo se les queda de nuestras enseñanzas.De la base que le inculquémos, Pero...Que son el reflejo de los padres ? En muchas ocasines No.
    Estoy de acuerdo en que aprenden lo que ven, pero practican lo que les interesa.

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  8. Buenas, el decálogo no tiene desperdicio y sin duda "lo teníamos que poner en la nevera". Yo he sacado un 4, o sea, que suspensa. Y para el que pueda servirle de algo, comento algo más de mi caso personal. Soy una de esas muchas madres españolas que vive en el extranjero, en la Europa del norte (aquí muy superior, se creen, que la del sur) en mi caso ya diez años. Tengo dos hijas, una de una relación anterior. La mayor, de 15 años, es a la que se aplica el suspenso (lástima no haber leído decálogos como este en neveras antes ni haber escuchado a gente con tanto sentido común como M. Calatayud). Pues bien, mi hija mayor pide irse con su padre que vive en EE.UU, con el cual nunca ha vivido y apenas conoce. Hasta ahí todo bien (la necesidad se puede entender como propia de la misma naturaleza), pero detrás, deja lo siguiente: de alguna que otra bofetada (de las merecidas, que no palizas), habla ahora a los servicios sociales de palizas. De su derecho de defenderse ante cualquier agresividad, ha convertido el que la retiráramos a su cuarto cogiéndola del brazo tras insultarnos seriamente, en una llamada a la policia por agredirle fisicamente. Se hizo foto del "rosa" que se le quedó cerca del hombro y lo enseñó a la policia como prueba de una posible asfixia, para asombro de presentes, incluída la policia. Como aquello se desmintió, acudió a asuntos sociales y habló de maltrato. Entre los ejemplos dió una ocasión en que le obligamos a limpiar el cuarto de baño empezando por el váter, que califica de trauma (y que nunca llegó a limpiar, otro de mis suspensos). Y por último, ante la frustación de que sus derechos no conducen al puerto que persigue (irse con su padre después de una excursión, porque antes se la perdería y no conseguiría todo lo que quiere, otro de mis suspensos), recurre a invitar al padre a abrir un juicio y hablar contra nosotros ante el juez. Porque tiene muchos traumas (mis suspensos todos), aunque a mí me quedan marcas de los golpes que me dió tras alguna de esas bofeta, de los que yo no pié nunca por encubrirla (oootro suspenso tela) Total, que voy a ver si llevando el decálogo al juez, explico con sentido común lo ocurrido. Lo único es que vivo en Europa del norte, donde los decálogos brillan por su ausencia, y el juez desgraciadamente no será M Calatayud. Así que me temo que como pobre Europea del sur (soy de Granada), el juez levantará la ceja y todo lo que diga me considerará como culpable a menos que se demuestre lo contrario. Así que que sea "lo que dios quiera" y a ver si cuando termine todo nos vamos para nuestra querida Granada. Porque al menos todavía además de habas con jamón parece que queda sentido común. Mil gracias por devolvernos la cordura, señor Calatayud, y por dejarnos expresar por este medio. Belén

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