Había una vez un jardín donde todas las flores eran de color rojo. Había flores grandes, pequeñas, altas, bajitas, con muchos pétalos y otras con pocos. Todas eran diferentes, salvo en el color, todas tenían un bonito color rojo brillante.
Un día de otoño, hacía mucho viento y las flores tenían que agarrarse unas a otras para que el viento no se las llevara. Cuando el viento dejó de soplar, una de las flores descubrió algo en el centro del jardín; era una pequeña semilla negra y con forma de estrella. ¿Que será se preguntaban unas a otras? serán malas hierbas, o quizá un árbol gigante, tal vez un pequeño arbusto... La única forma de saberlo es esperar a que crezca dijo la flor más vieja. La semilla quedó enterrada en la tierra y cuando llegó la primavera con las lluvias enseguida comenzó a crecer. Un minúsculo tallito verde con dos hojas pequeñitas quería salir a tomar el sol. Las demás flores estaban impacientes y ansiosas por ver que planta crecía. La pequeña plantita poco a poco empezó a estirarse para ver el sol, sus hojitas se abrieron y poco a poco fueron naciendo hojas nuevas. La pequeña planta ya era casi tan grande como las otras flores, pero aún no tenía flor.
Las flores estaban muy preocupadas pues no sabían qué tipo de planta era esa, tenían miedo de que fueran malas hierbas y perjudicara el jardín, o de que fuera un árbol grande y alto que les quitara el sol al crecer más que ellas.
Un día al despertar, las flores descubrieron que la planta tenía una gran bola, en ella se escondía la flor. La bola empezó a romperse y los pétalos de la flor comenzaron a salir, uno era rojo, otro amarillo, otro verde, otro azul, también blanco y rosa, la flor tenía pétalos de todos los colores. Las otras flores se quedaron con la boca abierta al ver aquella flor, nunca habían visto una flor de otro color que no fuera el rojo brillante que lucían todas, y aquella flor tenía todos los colores.
¿Pero tú qué clase de planta eres? le preguntaron. Soy una flor contesto ella. Las flores son rojas, míranos, todas somos rojas. La flor se extraño mucho, es cierto todas sois rojas en este jardín, pero de donde yo vengo las flores son de todos los colores, unas son rojas, otras amarillas, otras blancas, otras verdes y hay otras como yo que somos de todos los colores.
Las flores se sorprendieron mucho de la explicación de aquella nueva flor, no sabían que existían flores de otros colores y se pusieron muy contentas de tener una amiga nueva que fuera tan diferente y tan bonita.
Pasó el verano, llegó el otoño y las flores comenzaron a dejar caer sus semillas en la tierra, pasó el invierno y volvió la primavera. Las nuevas flores comenzaron a crecer. ¿Cómo serán? ¿Serán rojas o de muchos colores? Las nuevas flores comenzaron a abrirse y empezaron a aparecer muchos colores nuevos en el jardín, había flores rojas, amarillas, verdes, blancas, azules... y también había flores multicolores.
Todas las flores se pusieron muy contentas, su jardín ya no era de un solo color sino que tenía todos los colores del mundo.
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